lunes, 21 de diciembre de 2009

Cómo ayudar a un niño con Trastorno de Aprendizaje no Verbal

El primer paso, y el más importante es el diagnóstico. Cuando los padres sabemos que las dificultades de nuestro hijo se deben a un trastorno conocido y obtenemos la información necesaria, sentimos un gran alivio y podemos ver un horizonte, sabemos hacia donde dirigir nuestra ayuda.
Luego del diagnóstico tendremos la intervención Psicopedagógica, que deberá estar orientada a compensar lo mejor posible las dificultades y a potenciar las habilidades. Se deberá trabajar para mejorar los aspectos de las áreas social, visoespacial, motriz, emocional y académica.
La colaboración del colegio es fundamental. Tanto directivos como docentes deben estar sumamente informados acerca de las dificultades del niño. A este trastorno se le suele dar poca importancia dentro del ámbito escolar, sobre todo en los grados inferiores, debido a que las habilidades lingüísticas del niño crean la falsa apariencia de gran capacidad intelectual.
En general, en el ámbito académico suelen confundir la torpeza y sus dificultades visoespaciales como pereza, desgano y falta de esfuerzo.
En general, los padres somos quienes primero nos damos cuentas que hay algo más, que no es pereza o falta de intentarlo.
Además de la intervención Psicopedagógica es muy útil contar con Terapia Ocupacional al menos una vez a la semana. Este profesional deberá preparar al niño en Actividades de la Vida Diaria. Lo ideal es que el Terapeuta Ocupacional concurra al domicilio del niño, de esta manera podrá trabajar dentro de su ámbito y orientar las acciones a la vida cotidiana: ordenar la ropa, organizar los elementos de estudio, cocinar... Luego es fundamental que los padres permitamos que los niños hagan uso efectivo de esa autonomía que van adquiriendo.

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